En realidad serían los problemas de la ESO, pero como creo que es un tema bastante amplio el tratar sobre todos los problemas de la ESO, me centraré en uno sólo de los muchos problemas que la aquejan. Este problema es el de la edad y el ámbito laboral.
Cuando se introdujo la LOGSE allá por 1990 hubo muchos cambios con respecto al sistema educativo anterior y uno de ellos fue el de tener escolarizados obligatoriamente hasta los 16 años a los alumnos, ampliándose esta edad de escolarización obligatoria en dos años, desde los 14 en los que estaba anteriormente.
Esto trae como consecuencia que niños que no quieren continuar su vida académica más allá de la educación obligatoria, tengan que estar obligados a permanecer en una institución que no les aporta nada (desde el punto de vista de estos alumnos) dos años más de los que ya estaban, provocando con ello problemas en las aulas de desadaptación, alboroto y molestias varias, tanto al profesorado que intenta realizar su trabajo como a los alumnos que pretenden sacar partido de la oportunidad que se les está brindando.
Es decir, el sistema, en aras de ofrecer una mayor "igualdad" a sus alumnos, les proporciona a todos el mismo tipo de educación independientemente de hacia donde vayan a orientar su próxima salida de la educación obligatoria. Así pues, a un alumno que decida su inmediata salida al mercado laboral se le proporcionará la misma formación que a uno que quiera continuar con su educación, bien sea en un módulo profesional, bien sea en el bachillerato. Es decir, que se prima la "igualdad" frente a la adecuación. Y pongo igualdad entre comillas porque esta igualdad que nos venden no es tal. No existe tal igualdad cuando se iguala el nivel educativo de todos los alumnos por lo bajo, no existe igualdad cuando se pierden oportunidades de futuro por tratar de hacer a todas las personas "iguales" en poca calidad de conocimientos y en adecuación de estos a su futuro académico o profesional cuando no lo son.
Un alumno con 14 años que no quiera seguir estudiando estará desmotivado en el aula. A ese alumno hay que ofrecerle una salida, porque cuando quiera comenzar su vida laboral con 16 años no tendrá herramientas para desempeñarlas. La solución sería la especialización del sistema educativo en la etapa de la ESO en lugar de la tabla rasa que existe actualmente. Esa especialización debería tener dos vertientes, una, la que proporcionase herramientas académicas para aquellos alumnos que quieran continuar sus estudios en la etapa postobligatoria, y otra, que proporcionase las herramientas necesarias para que ese alumno que quiera salir a los 16 a trabajar pueda realizar su salida al mercado laboral con unos conocimientos adecuados a la labor que desempeñará próximamente.
Es decir, que en base a la especialización del sistema se podrían conseguir varios objetivos, a saber:
- Reducción de ratios en las aulas.
- Aumento de la motivación del alumnado, ya que alumnos con mismos objetivos compartirían un mismo tipo de educación, adaptada a sus necesidades futuras.
- Reducción de tasas de abandono y fracaso escolar.
Así pues, creo, en mi humilde opinión, que con esta "simple" solución se estaría en el buen camino de comenzar a elevar el nivel educativo en España. Pero claro, para llevar a cabo esta idea hace falta inversión y sabemos que los que hacen las leyes no son los educadores, sino los políticos y las decisiones políticas nada tienen que ver con el interés general.
Por: Elisabeth Morales Gallegos 4º Pedagogía (A).
Cuando se introdujo la LOGSE allá por 1990 hubo muchos cambios con respecto al sistema educativo anterior y uno de ellos fue el de tener escolarizados obligatoriamente hasta los 16 años a los alumnos, ampliándose esta edad de escolarización obligatoria en dos años, desde los 14 en los que estaba anteriormente.
Esto trae como consecuencia que niños que no quieren continuar su vida académica más allá de la educación obligatoria, tengan que estar obligados a permanecer en una institución que no les aporta nada (desde el punto de vista de estos alumnos) dos años más de los que ya estaban, provocando con ello problemas en las aulas de desadaptación, alboroto y molestias varias, tanto al profesorado que intenta realizar su trabajo como a los alumnos que pretenden sacar partido de la oportunidad que se les está brindando.
Es decir, el sistema, en aras de ofrecer una mayor "igualdad" a sus alumnos, les proporciona a todos el mismo tipo de educación independientemente de hacia donde vayan a orientar su próxima salida de la educación obligatoria. Así pues, a un alumno que decida su inmediata salida al mercado laboral se le proporcionará la misma formación que a uno que quiera continuar con su educación, bien sea en un módulo profesional, bien sea en el bachillerato. Es decir, que se prima la "igualdad" frente a la adecuación. Y pongo igualdad entre comillas porque esta igualdad que nos venden no es tal. No existe tal igualdad cuando se iguala el nivel educativo de todos los alumnos por lo bajo, no existe igualdad cuando se pierden oportunidades de futuro por tratar de hacer a todas las personas "iguales" en poca calidad de conocimientos y en adecuación de estos a su futuro académico o profesional cuando no lo son.
Un alumno con 14 años que no quiera seguir estudiando estará desmotivado en el aula. A ese alumno hay que ofrecerle una salida, porque cuando quiera comenzar su vida laboral con 16 años no tendrá herramientas para desempeñarlas. La solución sería la especialización del sistema educativo en la etapa de la ESO en lugar de la tabla rasa que existe actualmente. Esa especialización debería tener dos vertientes, una, la que proporcionase herramientas académicas para aquellos alumnos que quieran continuar sus estudios en la etapa postobligatoria, y otra, que proporcionase las herramientas necesarias para que ese alumno que quiera salir a los 16 a trabajar pueda realizar su salida al mercado laboral con unos conocimientos adecuados a la labor que desempeñará próximamente.
Es decir, que en base a la especialización del sistema se podrían conseguir varios objetivos, a saber:
- Reducción de ratios en las aulas.
- Aumento de la motivación del alumnado, ya que alumnos con mismos objetivos compartirían un mismo tipo de educación, adaptada a sus necesidades futuras.
- Reducción de tasas de abandono y fracaso escolar.
Así pues, creo, en mi humilde opinión, que con esta "simple" solución se estaría en el buen camino de comenzar a elevar el nivel educativo en España. Pero claro, para llevar a cabo esta idea hace falta inversión y sabemos que los que hacen las leyes no son los educadores, sino los políticos y las decisiones políticas nada tienen que ver con el interés general.
Por: Elisabeth Morales Gallegos 4º Pedagogía (A).
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