viernes, 30 de octubre de 2009

La sabiduría de los cuentos (por Alejandro Jodorowsky). Reflexiones y conclusiones.



En este libro se narran cuentos sufíes, taoístas, judíos, budistas e hindúes, y dichas historias nos transmiten una sabiduría filosófica excepcional.

Comentare algunas narraciones por día (de 2 a 3 pequeñas historias) y reinterpretaré el mensaje que transmiten: (los cuentos están sacados literalmente del libro: “La sabiduría de los cuentos; ediciones obelisco, enero del 2008, Barcelona. Jodorowsky A.”).



1º Bloque del libro: Historias Orientales y Sufies.

El látigo nuevo

Una mañana muy fría, dos jinetes cabalgaban por un camino campestre. Uno de ellos, que era ciego, dejó caer su látigo. Se bajo del caballo y arrodillado, palpó la tierra buscándolo. No lo pudo encontrar pero dio con otro que le pareció más elegante y suave. Montó en su animal y continuó la cabalgata. El otro jinete que si podía ver, le preguntó qué había buscado en el suelo. El ciego le respondió:”perdí mi látigo y bajé a buscarlo; no lo logré pero encontré este otro que es más largo, suave y flexible que el primero”. El hombre que podía ver le dijo: “!arrójalo! ¡Lo que tienes en la mano, no es un látigo, sino una serpiente adormecida por el frio!”. El ciego rehusó tirarla, diciendo que el hombre que podía ver estaba equivocado de su nueva fusta…Un rato más tarde, el calor del día despertó a la serpiente, la cual mordió al ciego, envenenándolo. (pág. 15).

Cuál es la moraleja de este antiguo cuento Sufi. El mensaje es sencillo, quiere decir, que “el conocimiento extraído de palabras son sólo palabras. El conocimiento que nace de la experiencia personal es real.” Pero yo añadiría una sencilla frase personal: El corazón entiende de cosas que la mente no puede ver, es decir “hay cosas que el corazón conoce pero el intelecto no es capaz de ver”, por eso lo del personaje ciego, ese es el intelecto, incapaz de oír las advertencias del corazón. Por eso a veces es bueno guiarse por la intuición ya que la ceguera de nuestra pre-concepción no nos puede hacer ver el problema o el peligro.

Las uvas.

Un persa, un árabe, un turco y un griego. Hambrientos, andaban errantes por el desierto. Soñador, el persa evoca el sabor de los “angurs” y le entran ganas de comer en ese mismo momento unos cuantos. El árabe observa que sería mucho más agradable comer “inabs”. El turco el replica afirmando que unos “uzums” serían más indicados en su situación. El griego promete un placer aún mayor ponderando las virtudes de los “iztafils”.

Queriendo tener todos la última palabra, los cuatro hombres se ponen belicosos. Cuando están a punto de llegar a las manos, un sabio acertando a pasar por su camino, comprende la razón de su disputa y les calma enseguida diciéndoles:

-“! Dejad de pelearos! Pues habláis de lo mismo. Lo que todos vosotros queréis no es sino comer uva. Esta se llama “angurs” en persa, “inabs” en árabe, “uzums” en turco y “iztafils” en griego. (P.40).

Este cuento nos explica que el ser humano posee cuatro centros esenciales, que son: el centro intelectual (representado por el persa) ideas y sueños. El centro emocional (representado por el personaje árabe) agradabilidad, emotividad. El centro corporal (representado por el turco) la necesidad fisiológica y el bienestar físico. Finalmente el centro sexual (representado por el griego) placer y deseo.

Una vez explicado, estos centros parten según la historia que aparece, desde una misma necesidad, que es la de alimentarse, pero como cada centro tiene una expresión distinta, pues ahí surge el conflicto, cuando realmente estaban hablando de lo mismo. La idea es que todos esos lenguajes se vuelvan compatibles entre sí a fin de que el intelecto comprenda al corazón, al sexo al cuerpo, que el corazón comprenda al intelecto, al sexo y al cuerpo, etc. Para poder alimentarse y satisfacer esa necesidad básica, porque, aunque somos un ser global, muchas veces, nuestra mente dice una cosa, nuestro corazón otra, y viceversa, sin resolver realmente nuestra necesidad esencial de nuestra vida cotidiana y espiritual.

Es un cuento realmente muy profundo y complejo y espero que la explicación haya servido para comprender un poco el mensaje de esta historia sufí.

Parte de: Leonardo Eliecer Rodríguez Brito. 4ºA. (30-10-09).