En este libro se narran cuentos sufíes, taoístas, judíos, budistas e hindúes, y dichas historias nos transmiten una sabiduría filosófica excepcional.
1º Bloque del libro: Historias Orientales y Sufies.
El látigo nuevo
Una mañana muy fría, dos jinetes cabalgaban por un camino campestre. Uno de ellos, que era ciego, dejó caer su látigo. Se bajo del caballo y arrodillado, palpó la tierra buscándolo. No lo pudo encontrar pero dio con otro que le pareció más elegante y suave. Montó en su animal y continuó la cabalgata. El otro jinete que si podía ver, le preguntó qué había buscado en el suelo. El ciego le respondió:”perdí mi látigo y bajé a buscarlo; no lo logré pero encontré este otro que es más largo, suave y flexible que el primero”. El hombre que podía ver le dijo: “!arrójalo! ¡Lo que tienes en la mano, no es un látigo, sino una serpiente adormecida por el frio!”. El ciego rehusó tirarla, diciendo que el hombre que podía ver estaba equivocado de su nueva fusta…Un rato más tarde, el calor del día despertó a la serpiente, la cual mordió al ciego, envenenándolo. (pág. 15).
Cuál es la moraleja de este antiguo cuento Sufi. El mensaje es sencillo, quiere decir, que “el conocimiento extraído de palabras son sólo palabras. El conocimiento que nace de la experiencia personal es real.” Pero yo añadiría una sencilla frase personal: El corazón entiende de cosas que la mente no puede ver, es decir “hay cosas que el corazón conoce pero el intelecto no es capaz de ver”, por eso lo del personaje ciego, ese es el intelecto, incapaz de oír las advertencias del corazón. Por eso a veces es bueno guiarse por la intuición ya que la ceguera de nuestra pre-concepción no nos puede hacer ver el problema o el peligro.
Las uvas.
Un persa, un árabe, un turco y un griego. Hambrientos, andaban errantes por el desierto. Soñador, el persa evoca el sabor de los “angurs” y le entran ganas de comer en ese mismo momento unos cuantos. El árabe observa que sería mucho más agradable comer “inabs”. El turco el replica afirmando que unos “uzums” serían más indicados en su situación. El griego promete un placer aún mayor ponderando las virtudes de los “iztafils”.
Queriendo tener todos la última palabra, los cuatro hombres se ponen belicosos. Cuando están a punto de llegar a las manos, un sabio acertando a pasar por su camino, comprende la razón de su disputa y les calma enseguida diciéndoles:
-“! Dejad de pelearos! Pues habláis de lo mismo. Lo que todos vosotros queréis no es sino comer uva. Esta se llama “angurs” en persa, “inabs” en árabe, “uzums” en turco y “iztafils” en griego. (P.40).
Este cuento nos explica que el ser humano posee cuatro centros esenciales, que son: el centro intelectual (representado por el persa) ideas y sueños. El centro emocional (representado por el personaje árabe) agradabilidad, emotividad. El centro corporal (representado por el turco) la necesidad fisiológica y el bienestar físico. Finalmente el centro sexual (representado por el griego) placer y deseo.
Una vez explicado, estos centros parten según la historia que aparece, desde una misma necesidad, que es la de alimentarse, pero como cada centro tiene una expresión distinta, pues ahí surge el conflicto, cuando realmente estaban hablando de lo mismo. La idea es que todos esos lenguajes se vuelvan compatibles entre sí a fin de que el intelecto comprenda al corazón, al sexo al cuerpo, que el corazón comprenda al intelecto, al sexo y al cuerpo, etc. Para poder alimentarse y satisfacer esa necesidad básica, porque, aunque somos un ser global, muchas veces, nuestra mente dice una cosa, nuestro corazón otra, y viceversa, sin resolver realmente nuestra necesidad esencial de nuestra vida cotidiana y espiritual.
Es un cuento realmente muy profundo y complejo y espero que la explicación haya servido para comprender un poco el mensaje de esta historia sufí.
Muy chulo leo, voy a ver que me encuentro por ahí. DAvid
ResponderEliminarDavid González Romero.
ResponderEliminar*Respecto al cuento de “el látigo nuevo”, creo que podemos reflexionar algo más con un sentido educativo, ya que al fin y al cabo seremos futuros pedagogos.
Pienso que, por una parte se está tratando un tema de estrategias de aprendizaje, más concretamente de un aprendizaje constructivista, gracias a la experiencia vivida por el ciego. Supuestamente el ciego aprende porque la serpiente cuando despierta le pica. Pero también el ciego debe saber que a veces debemos confiar en los que están a nuestro alrededor, pero de forma crítica, sin que nos engañe. Por eso uno de los grandes objetivos de la educación, ser autónomos y críticos, para poder desarrollarnos de forma integral.
Siguiendo con este tema, debemos tener en cuenta (desde el punto de vista del educador, o metafóricamente en este caso como el compañero no ciego) que podemos estar condicionando los pensamientos, valores, aprendizajes de los educandos. Es decir que a la hora de transmitir un conocimiento debemos ser lo más objetivos posible.
Pero esto, cualquier persona que transmite algún conocimiento debe tenerlo en cuenta si desde una posición critico-constructivista está adquiriendo un aprendizaje, experiencia, valor, etc. Como bien dice mi compañero Leo, “el conocimiento extraído de palabras solo son palabras”.
*Mirando el otro cuento, “Las uvas”, creo que podríamos hacer otra reflexión desde un punto de vista cultural.
El cuento hace referencia a cuatro culturas distintas que discuten por ver cuál es la mejor. En nuestra cultura, considerada como occidental, podemos llegar a ser muy etnocéntricos, es decir, que pensamos que lo nuestro y nuestra forma de ver e interpretar las cosas es la mejor. No nos paramos a pensar en las demás culturas y tampoco llegamos a comprobar si su forma de hacer o ver las cosas puede traernos ventajas para nuestra vida cotidiana. Aunque es verdad que gracias a los avances en comunicación que estamos sufriendo, cada vez más conocemos y observamos a otras culturas.
En el cuento, como conclusión, es que discutimos o cuestionamos a otras culturas de una forma etnocéntrica, lo cual debemos tener en cuenta a nivel personal. Y a veces, discrepamos de cosas, que como en este caso, son iguales.
que bien tus cuentos
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